PUERTO PRINCIPE.- Las agencias humanitarias de la ONU, que llevan ayuda a miles de damnificados del terremoto en Haití, se enfrentan a un "desafío logístico" de primer orden en el país caribeño, donde puertos, rutas, hospitales y medios de comunicación sufrieron cuantiosos daños.
"Vamos a tener que hacer frente a un desafío logístico enorme", afirmó la portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Elisabeth Byrs, durante una conferencia de prensa en Ginebra, casi dos días después del terremoto que pudo haber causado más de 100.000 muertos.
"La prioridad por el momento es salvar vidas, sacar a los supervivientes de los escombros, curar a los heridos. Es lo urgente, es la prioridad, cada hora que pasa disminuye la esperanza", recalcó durante una conferencia de prensa en Ginebra.
La ONU teme que el envío de toneladas de ayuda -víveres, pastillas de cloro para purificar el agua, utensilios quirúrgicos, tiendas de campaña y mantas- tropiece con numerosas dificultades.
La torre de control del aeropuerto de Puerto Príncipe no funciona. Varios equipos hacen cuanto pueden para que esté en marcha "al final del día", explica Byrs.
"Por el momento, los aviones (que traen ayuda) deben aterrizar de manera visual (sin ayuda de controladores ni de radares), es realmente un problema", explicó. Además el aeropuerto estará "muy pronto congestionado", debido a la afluencia masiva de ayuda.
El puerto, situado en la parte más afectada de la capital haitiana, "no está operacional porque sus tres grúas quedaron todas destruidas", añadió la portavoz.
"El muelle está muy dañado y no sabemos cuál es el nivel de desechos bajo el agua", lo que podría impedir atracar a los buques de guerra estadounidenses enviados para aportar ayuda, según Byrs.
Temor por saqueos. Las calles de Puerto Príncipe, devastadas por el terremoto, se convirtieron en teatro de saqueos y disparos, denunció Valmir Fachini, vocero de la ONG brasileña Viva Rio y que desempeña acciones sociales en Haití. "Escuchamos numerosos disparos de armas de fuego sin poder precisar de dónde vienen. Los saqueos comenzaron en los supermercados, que se derrumbaron parcialmente", contó en un correo electrónico.
La conmoción no cede y la desesperación se acrecienta con el correr de las horas en Haití, donde miles de rescatistas trabajan contrarreloj en la remoción de escombros buscando sobrevivientes de la tragedia provocada por el sismo que devastó anteayer a la isla.
"Tememos que, si la comida no llega, eventualmente la población comience a saquear casas", dijo el vocero de la organización que emplea a unos 400 haitianos en las acciones de desarrollo social. "Los disparos son constantes y tenemos la impresión que se trata de familias que tratan de protegerse de asaltantes", añadió.
"Ayer fuimos hasta los barrios más populares donde aún se encontraba un poco de comida y fue posible hacer una reserva para uno o dos días. Además conseguimos un poco de agua en la mañana", dijo.
"Hay tanta gente que necesita ayuda [...] No tenemos equipamiento, no tenemos bolsas para los cuerpos". Con esas palabras, Pericles Jean-Baptiste, vocero de la Cruz Roja en Haití, describió la caótica situación que atraviesa la organización humanitaria, acostumbrada a lidiar con desastres en un país golpeado por la pobreza, las catástrofes naturales y la inestabilidad política.
A raíz de ello, el Comité internacional de la Cruz Roja (CICR) enviará 40 toneladas de medicamentos y material médico. Las 40 toneladas listas para partir en un avión de transporte incluyen en particular "botiquines especializados, habitualmente utilizados para atender heridos durante conflictos así como botiquines de base que permiten la atención a 10.000 personas durante tres meses", precisó el portavoz, Florian Westphal.
Por otra parte, un equipo de once miembros del CICR, de los cuales dos son encargados de poner en contacto a familiares separados, partió de Ginebra esta mañana con destino a Puerto Príncipe. El CICR prevé también enviar al país afectado "en los próximos días un experto encargado del tratamiento y la identificación de los cadáveres", agregó Westphal.
En ese contexto, cientos de habitantes traumatizados pasaron la noche en parques y calles de la capital del país, temiendo más réplicas del catastrófico sismo que derrumbó casas y edificios gubernamentales y sepultó a miles de personas. Las primeras estimaciones de las víctimas fatales eran de 100.000 muertos; sin embargo hoy el presidente haitiano,René Préval, informó que hasta el momento la cifra asciende a 50.000.
La Cruz Roja estima que hasta tres millones de personas, un tercio de la población nacional, habrían sido afectadas por el terremoto y que llevaría uno o dos días tener una idea clara de los daños sufridos, según el vocero Paul Conneally.
En tanto, miles de sobrevivientes temen regresar a sus precarias viviendas y pasan las horas en lugares abiertos, donde grupos de mujeres cantan canciones tradicionales en la oscuridad y rezan por las víctimas. "Ellas cantan porque quieren que Dios haga algo. Quieren que Dios las ayude. Todos queremos", dijo el empleado del Hotel Villa Creole, Dermene Duma, que perdió a cuatro familiares.
Decenas de miles de haitianos recorren las calles aturdidos y llorando por las caóticas y destruidas calles de Puerto Príncipe, buscando ayuda de manera desesperada. Los cadáveres están a la vista por toda la ciudad, bajo los escombros o tendidos junto a las calles.
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