jueves, 14 de enero de 2010

La antigua metrópoli se moviliza para apoyar a un Estado en ruina permanente


Francia, la potencia colonial de la que obtuvo Haití su independencia hace 206 años, se moviliza hoy para ayudar a un Estado en ruina permanente y en cuyo territorio jamás puso un pie un presidente de la República. El Gobierno francés anunció desde nada más conocerse la tragedia ayuda de emergencia al territorio sacudido por el terremoto del pasado martes, con la intención de aportar un rescate material y humano a un país sumido en la crisis y golpeado por las catástrofes naturales. Treinta y seis horas después del sismo, la ayuda francesa comenzó a llegar hoy con el reto de desplegarse y distribuir la asistencia en un terreno sobre el que no es la primera vez que se desencadena la fuerza destructora de la naturaleza.

"Haití mártir", tituló el diario "Libération" para resumir en dos palabras la sensación que domina cuando se trata de hablar de la suerte de la antigua "perla de las Antillas", la "primera república negra" pero en donde, como hoy recordaba la prensa parisina al citar a un antiguo ministro haitiano, Henry Bazin, "los no corruptos son la excepción".

Se deshizo del poder colonial en 1804, cuando se convirtió en el primer país independiente latinoamericano, la primera república negra del mundo y el primer imperio postcolombino del hemisferio.

La República llegó a Haití 1860 y tras el asesinato del dictador Guillaume Sam, a manos de una multitud en 1915, el país estuvo ocupado por EEUU hasta 1934, y desde entonces Haití entró en una deriva marcada sobre todo por el dictador Francois Duvalier, quien ejerció un poder total entre 1957 y 1971 y se apoyó en la temida policía "Tonton Macoutes".

"Las relaciones siempre han sido importantes, es una antigua colonia", explicó hoy a EFE una fuente oficial francesa sobre los vínculos entre Francia y Haití y que recordó que "después de la caída de Duvalier, entre 1986 y 1990, (es) cuando la cooperación adquirió un gran alcance".

Esta cooperación alcanzó en 2009 una cantidad aproximada de unos treinta millones de euros en un país, Haití, que es el segundo del mundo -junto con Burkina Fasso- donde operan más ONG, como indicó el ministro de Exteriores galo, Bernard Kouchner.

La fuente calificó de "periodo difícil" el situado una década más tarde, entre los años 2000 y 2004, coincidiendo con el segundo mandato del dos veces depuesto presidente Jean-Bertrand Aristide.

"Hay algunos que piensan que Francia intervino en la marcha de Aristide (al cabo de su segunda presidencia constitucional, en 2004), pero fue en primer lugar el pueblo quien hizo que se marchara", agregó este alto funcionario galo sobre la polémica participación de París -junto con Washington- en la salida del país del antiguo sacerdote salesiano.

En la actualidad, según Christian Girault, director de investigación del Centre National de la Recherche Scientifique de Francia, las relaciones entre ambos países "son muy buenas, tanto con Francia como con la Unión Europea, evidentemente, pero es una relación de cooperación y de ayuda, ya que Haití es un país sumamente pobre".

Girault, experto en geopolítica y relaciones internacionales, precisó a EFE que no hay que olvidar tampoco que "la independencia se reconoció pero en términos no muy fáciles en el sentido de que Haití tuvo que pagar una suma de dinero para compensar a los antiguos colonos franceses que tenía propiedades" en el territorio.

Ahora, "Francia trata de ser un poco neutral, aunque en los años durante los cuales fue presidente el ex cura Jean-Betrand Aristide las relaciones eran muy malas".

"Desde entonces, Francia, con la Unión Europea, trata de apoyar un proceso democrático en Haití que es muy frágil; la gente no vota en las elecciones y hay muchas dudas sobre la legitimidad de los electos", afirma este profesor de la Universidad Sorbonne III, de la capital gala.

Agrega que la relación "sentimental y cultural" entre los franceses y los haitianos es "muy importante. Pero es una relación un poco subterránea", en la que la pintura y la literatura de Haití gozan de un evidente reconocimiento en la antigua metrópoli, donde se galardona a sus autores más destacados.

"Hay como una cautela de parte de Francia para involucrarse en Haití", señala Girault, quien destaca "un hecho importante: y es que hay que conocer que ningún presidente (francés) ha visitado Haití"

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