"Los desplazados internos que siguen en los campos reciben agua embotellada para prevenir una mayor expansión del cólera", resaltó la OIM en un comunicado.
Una de las principales preocupaciones de los organismos humanitarios internacionales es que la propagación de esa enfermedad alcance a los campos de desplazados internos, donde viven más de 1,3 millones de personas.
La directora del programa especial de cólera de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Claire Chaignat, señaló la semana pasada en Ginebra que "todos los dispositivos están en funcionamiento para frenar el peor escenario, que sería una propagación del cólera en los campos de desplazados y en la capital, Puerto Príncipe".
"Todavía desconocemos si ha habido algún caso de la enfermedad en los campos", destacó Jemini Pandya, portavoz de la OIM.
Para evitar una posible expansión del brote a los campos, la OIM ha decidido apremiar los traslados de los desplazados, amenazados también por los "fuertes vientos y constantes lluvias en la capital", que pueden suponer una grave amenaza a las endebles estructuras que les dan cobijo.
"Las lluvias torrenciales que preceden la llegada del huracán Tomas elevan el riesgo de arrollamiento de los campos de desplazados", advirtió la OIM.
La propagación del cólera en Haití ya ha causado 442 muertes y 6.742 hospitalizaciones, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
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