La lucha contra la pobreza ha hecho rica a mucha gente que no se ha dado cuenta que el principal problema de ser pobre es lo costoso que le resulta todo.
Cuando digo costoso no lo digo solamente en términos económicos, sino también en cuanto a lo humano y a lo ético.
El pobre vive de un trabajo mal pago, de chiripear, o de la caridad pública.
Si vive de un trabajo mal pago y tiene que trasladarse al lugar de trabajo, tiene que asumir los enormes costos relativos del transporte más caro del mundo.
Además, como tiene que vivir en la periferia de la ciudad, cada viaje es cada vez más costoso en tiempo (tiene que levantarse más temprano y llega más tarde a la casa) y en dinero y además tiene que comer en el trabajo.
Si chiripea, depende mucho del estado del tiempo y del humor de los clientes. Cuando "la cosa está mala", casi tiene que rogar para que los clientes le hagan caso.
La falta de capitales, los altos intereses por los pocos dineros que puede conseguir, lo obligan a vivir de rodillas ante el usurero del barrio.
Vivir de la caridad pública es muy costoso en términos humanos y éticos, además de agotador. El sol y la lluvia lo afectan de mil maneras y está propenso a accidentes.
A todo ese calvario agregue que hace sus compras en pequeños negocios que, usualmente, son los más caros de toda la cadena de comercialización y que su único acceso al crédito diario es la compraventa.
Ser pobre es, definitivamente, muy costoso.
TOMADO DEL DIARIO LIBRE
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