Puerto Príncipe, 15 ene (EFE).- La desesperación cundía hoy entre los sobrevivientes del terremoto registrado en la capital haitiana este martes porque la enorme cantidad de ayuda con que la comunidad internacional ha respondido a este desastre no les llega todavía. La falta de presencia policíal ha disparado la inseguridad y se esta registrando un aumento de los casos de pillaje en Puerto Príncipe, según alerta Radio Metropole. La Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haiti (Minustah) es la única fuerza que intenta atajar el deterioro de la situación de inseguridad, pero su tarea es titánica debido a la amplitud de la catástrofe.
El responsable de las operaciones de mantenimiento de la Paz de la ONU, Alan Le Roy, teme que la situación de inseguridad se complique en los próximos días y que las agresiones y actos de delincuencia vayan en aumento, según la misma fuente.
El agua y los alimentos escasean y los que hay se venden a precios por las nubes, las comunicaciones siguen cortadas, salvo las satelitales, el hedor de los cadáveres en descomposición y el polvo de los edificios derrumbados hace irrespirable el aire.
Tamopoco hay medios de transporte por falta de combustible y porque muchas vías son intransitables, y los hospitales no dan abasto para atender a los heridos.
La desesperación se ha transformado en rabia en algunos lugares y ha habido saqueos y hasta barricadas formadas con cadáveres en algunas calles, según informan medios locales e internacionales.
Miles de personas pasaron su tercera noche a la intemperie, aunque esta vez al menos sólo hubo un movimiento sísmico y no muchos como ocurre desde el martes, cuando se produjo el terremoto de 7 grados Richter y epicentro a 15 kilómetros de la ciudad.
Según Radio Metropole, cuatro minutos antes de las 4 de la madrugada hora local tuvo lugar un sismo de 4,7 grados, cuyo epicentro se localizó a 75 kilómetros al oeste de la capital.
Después del sismo del 12 de enero, ha habido 43 réplicas de una magnitud de 4,4 y 5,9 grados, agregó la emisora.
Esas personas en la calle, bien porque perdieron sus hogares en el sismo o porque tienen miedo de volver a sus casas y que se les caigan encima si la tierra vuelve a temblar, se sienten abandonadas a su suerte.
Paradójicamente toneladas de ayuda de todo tipo y cientos de médicos, bomberos y especialistas en rescate de víctimas de terremotos han llegado o están en camino hacia Haití desde todos los rincones del mundo.
Pero la logística falla.
En el aeropuerto de Puerto Príncipe, sin torre de control ni controladores, hubo que suspender ayer por varias horas la llegada de más aviones debido a la congestión.
El Gobierno haitiano está desintegrado, con algunos de sus miembros desaparecidos, y sin comunicaciones.
El personal de la ONU, organizaciones humanitarias o el enviado por otros países para socorrer a los haitianos trata de llevar algo de alivio a una población que desde el martes vive en agonía.
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