viernes, 12 de noviembre de 2010

G-20 TERMINA CON MUCHAS PROMESAS PARA LA HUMANIDAD

Seul: Sin eliminar las preocupaciones sobre la urgencia de reforzar la frágil recuperación de la economía mundial, el Grupo de los 20 (G-20) concluyó hoy aquí una cumbre cuya declaración anuncia medidas para el próximo año.
La aprobación del documento introdujo cierta calma luego de preparativos y una sesión inaugural donde se reafirmaron las diferencias entre varios integrantes del foro respecto a las vías para resolver problemas asociados a políticas comerciales y monetarias, incluida la reforma del sistema financiero internacional.

El grupo se comprometió a fortalecer la cooperación para lograr políticas que reduzcan los desequilibrios comerciales y en otros casos mantenerlos en niveles sostenibles.

También acordó elaborar lineamientos con varios indicadores que servirán como mecanismo para identificar los casos con desequilibrios en la cuenta corriente requeridos de acciones preventivas y correctivas.

Los pasos iniciales en ese sentido se analizarán en una reunión de ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales en el primer semestre de 2011.

Las labores deben concluirse en la cumbre de noviembre de ese año en Francia, que asumió la presidencia del foro.

El G-20 se propone avanzar hacia sistemas de tasas cambiarias más regidas por el mercado y ampliar su flexibilidad, a lo que se añade el compromiso de abstenerse de aplicar devaluaciones competitivas.

De cumplirse lo acordado, ello contribuirá a evitar una futura crisis económica global, según el presidente anfitrión, Lee Myung-bak, quien en conferencia de prensa pidió cooperación en ese sentido.

En cuanto a las reformas del sistema financiero, el encuentro confirmó el traspaso del seis por ciento de las acciones del Fondo Monetario Internacional a las economías emergentes, considerado un paso importante hacia una institución "legítima, creíble y efectiva", de acuerdo con la declaración.

Como parte de las proyecciones, anunció que se continuará el proceso con vistas a ampliar la representación de los mercados emergentes y las economías en desarrollo, incluidos las más pobres, con una revisión del sistema de cuotas para enero de 2013.

Muchos de los compromisos se reiteran, como fijar la creación de empleo en el centro de la recuperación y garantizar un crecimiento acelerado en las naciones de bajos ingresos.

Se coincide además en la importancia de concluir lo antes posible la Ronda de Doha (negociaciones comerciales) y se rechaza el proteccionismo.

La cumbre respaldó además un Plan de Acción para el Desarrollo hasta 2014, con el cual se reconoce la necesidad de ayudar a los estados pobres, los más golpeados por una crisis que afectó negativamente sus Metas del Milenio.

Según ese texto, se prevén acciones en sectores como infraestructura recursos humanos y creación de empleo y seguridad alimentaria entre otras.

Atrás queda la cumbre, mientras está por ver si las promesas se cumplen y si la guerra monetaria llegó a su fin, al menos temporalmente, como afirmó el presidente anfitrión al resaltar el acuerdo relacionado con la cuenta corriente.

En esta capital coincidieron estadistas de los siete países más industrializados, Rusia, la Unión Europea como bloque, de otras naciones con diferentes niveles de desarrollo -Brasil, México, India, Suráfrica, entre otras- y autoridades de organismos como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio.

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